7 de febrero de 2012

MIRANDO A UN ANIMAL



Animal: principiante compañero 

de este viaje al que llamamos Vida...
 

¿Quién me mira detrás de tu mirada,
 

a través de esos ojos sin malicia
 

que avergüenzan a mi mirada humana?
 

¿Quién te mueve, quién te impulsa, quién te habita?
 

¿Quién se irá de ti cuando te mueras?
 




¿Llevando qué experiencias, qué misterios?
 

¿Para qué simple o profundo aprendizaje
 

gozas y sufres silenciosamente?
 

Tal vez sea Dios el que te necesita
 

para jadear, retozar y acoplarse,
 

jugar y desangrarse a través tuyo.
 

Animal, tú que observas este mundo
 

sin interpretaciones ni prejuicios:
 

¿Qué realidad es la real? ¿La que percibes
 

con tus sentidos limpios de opiniones,
 

o la que mi intelecto juzga cierta?
 

Tú cumples bien con tu breve destino:
 

ves cuando miras, oyes cuando escuchas,
 

estás presente con toda tu esencia.
 

Tú no te jactas de espiritualidades.
 

No pretendes ser: eres el que eres.
 

Apiádate, animal, de mi ignorancia:
 

tú que vibras a pleno y que te exaltas,
 

enséñame el secreto de la Vida:
 

a entregarme con tu misma inocencia
 

para que Dios me encuentre disponible.


No hay comentarios: